Esta es la transcripción completa de uno de los mensajes más impactantes de los últimos tiempos. A cargo del Reverendo David Wilkerson*
1. Yo tendría necesidad de predicar esto si creyera que mi propia carne me
dice que predicara este mensaje tan pesado. En los meses pasados ha habido
momentos en los que vengo al Señor diciéndole: Señor: ¿No me puedes dar un
mensaje alegre?...pero no puedo. Tal vez Dios me esté hablando a mí, tal vez no
sea para ti, pero es un llamado a la angustia.
Señor, si tú no me ayudas, no puedo hacer esto, no puedo Señor, ya estoy
viejo para los juegos y para la insensatez y estoy cansado de la retórica sin
significado, que nunca cambia las cosas. Señor, sólo ayúdame, ayúdame.
Hermanos: estoy cansado de escuchar sobre avivamientos, sobre despertamientos,
sobre el derramamiento del Espíritu Santo en los últimos días. He escuchado esa
retórica por 50 años, sólo retórica sin significado. Estoy cansado de oír a la
gente de la iglesia que quieren que sus seres amados se salven. Estoy cansado
de que la gente diga: “estoy preocupado por mi matrimonio”, cuando sólo es por
hablar…retórica. No quiero escuchar ya más de cuánto se ha desmoralizado
América, de que nuestra sociedad está sin Dios, de lo corrupto de nuestros negocios.
Estoy cansado de oír que el Islam está tomando el control y los cristianos nos
estamos quedando sin poder; de qué tan muerta se ha vuelto la iglesia, porque
eso también es retórica insignificante. Basta de nuestros congresos de “Cómo
lograr…”, porque no logran nada! Cómo sobrevivir, cómo tener una iglesia más
grande, cómo alcanzar a los perdidos, cómo mejorar los talentos de la gente y
de cómo impactar en esta era de la informática. Veo el escenario religioso de
hoy y todo lo que veo son invenciones de ministerios de hombres y de la carne;
la mayoría sin poder, no tienen impacto sobre el mundo. Y veo que el
mundo impacta más a la iglesia, que lo que la iglesia impacta al mundo. Veo la
música tomando el control en la casa de Dios; veo el entretenimiento tomando el
control en la casa de Dios. Hay una obsesión con el entretenimiento en la casa
de Dios. Hay un odio hacia la corrección y hacia la represión; ya nadie quiere
escuchar más de eso.
¿Cuántas iglesias has visitado últimamente que cuando entras el Espíritu
Santo está tan fuerte que cada uno de tus pecados están expuestos delante de
ti, por la gracia amorosa de Dios?
¿Cuándo fue la última vez que fuiste a la iglesia y los jóvenes estaban
bajo tal convicción porque el pueblo de Dios había estado sobre sus rostros y
hubo una agonía tal que los jóvenes estaban cayendo sobre sus rostros clamando
a Dios porque un espíritu de convicción había venido desde el cielo sobre
ellos?. ¿En cuántas iglesias has estado últimamente donde escuchas una palabra
que arde en tu ser y sabes que viene del cielo, del corazón de Dios? Espero que
la escuches aquí.
¿Qué ha sucedido con la angustia en la casa de Dios? ¿Qué pasó con la
angustia en el ministerio? Es una palabra que no escuchas en esta era tan
complaciente, No, ¡No la escuchas! Angustia significa dolor profundo y
ansiedad. Las emociones se convierten en algo doloroso, un dolor interior agudo
por las condiciones en que te encuentras o por las que ves a tu alrededor.
¡Angustia, dolor profundo, tristeza y agonía del corazón de Dios! Nos hemos
aferrado a nuestra retórica religiosa y a nuestras conversaciones de
avivamiento, pero nos hemos vuelto cada vez más pasivos. Nuestros llamados
“despertares” sólo son meneos y tienen muy poca duración, y cuando
vienen esos despertares pequeños de parte de Dios, en medio de ellos le decimos
a Dios que nunca regresaremos a nuestra pasividad, pero no pasa mucho tiempo,
semanas, meses, cuando ya estamos de vuelta más atrás en nuestra pasividad que
cuando empezamos. Lo hablo por experiencia. Y decimos, “Dios, Esta vez me has
tocado de por vida, ya nunca seré igual” y seguimos con esos juegos
pirotécnicos; mucho ¡bum! y mucho ruido y luego muere. Toda pasión verdadera
nace de la angustia. Toda pasión verdadera por Cristo nace de un bautismo de
angustia.
Vas a la Escritura y encontrarás que cuando en algunas circunstancias
Dios estaba determinado a arreglar una situación arruinada, se buscaba a un
hombre de oración y lo llevaba a las aguas de la angustia; compartía su propia
angustia por lo que Dios veía que le estaba sucediendo a su pueblo y encontraba
a un hombre de oración y tomaba a ese hombre y literalmente lo bautizaba en
angustia. Lo encuentro en el libro de Nehemías. Jerusalén estaba en ruinas.
Este era el centro del interés de Dios en aquel tiempo. La ciudad santa estaba
en ruinas y llena de iniquidad, se estaban casando con los paganos, y estaban
esclavizando a los pobres de su mismo pueblo. La casa de Dios estaba
contaminada con basura, el sumo sacerdote mantenía una relación indebida con
Tobías, un pagano, un depravado. Y, ¿cómo es que Dios va a solucionar esto,
cómo va a restaurar las ruinas? ¿Cómo lo hace? ¿Qué hace? Verán, nosotros hoy
enfrentamos una situación muchas veces peor. Un tiempo donde de acuerdo a la
profecía de Jesús, el hombre va de mal en peor y eso está sucediendo. La
iglesia está profanada con la pedofilia, abuso de niños, incesto., adulterio.
Una nación que está en un deslave de inmoralidad inundada de basura
pornográfica que es la vergüenza del mundo entero. Y ahora el CON Film
Festival, según el New York Times, hay una nueva película que está a punto de
llegar a Estados Unidos, donde niños de 13 y 14 años están teniendo relaciones
sexuales inimaginables con adultos. Y dicen que es el orgullo del festival, que
se han rebasado las expectativas y que América está lista para esto.
2. La ruina y el caos moral están irrumpiendo también en la casa de Dios. ¿De
qué otra forma puedes explicar que cada vez más cristianos van a la
casa de Dios y miran en HBO, un programa que yo nunca he visto porque no tengo
TV, pero lo leí en el NY Times hoy, un programa llamado Los Sopranos? Este es
un grupo de mafiosos que matan, hay sexo gratuito, engaño, mentira, mafia. Y
tenemos a millones de cristianos en los EE UU juntándose y hablando del próximo
episodio y están adictos. ¡Adictos!. Algunos de los que están escuchándome
ahora saben que ese es su programa favorito… ¿Viniste esta noche y
levantaste las manos y cantaste y gritaste y te la pasaste bien, y sabes que
has estado viendo esta basura?
Yo creo en el amor de Dios, yo he predicado la misericordia y la
gracia, amor, amor de pacto y creo en predicar la bondad de Cristo; pero
multitudes hoy día están siendo saturadas con mensajes de “tu estás bien”.
Tenemos a gente ahora que está convirtiendo la gracia de Dios en lascivia. Nos
hemos convertido como los hijos de Israel que dijeron las palabras correctas,
pero oigan lo que dijo Dios de ellos. “He oído las palabras de este
pueblo, han dicho bien todo lo que han hablado, pero, oh, si hubiera tal
corazón en ellos que me temieran y guardaran mis mandamientos, para estar en
paz con ellos y sus hijos”. Tienen las palabras correctas, cantan las
canciones precisas, pero su corazón no está bien. Nehemías, cap.1, versos 1 al
3. 1“Palabras de Nehemías, hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de
Quisleu, en el año 20, estando yo en Susa, capital del reino, 2 que vino
Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por
los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por
Jerusalén. 3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad,
allí en la provincia están en gran mal y afrenta y el muro de Jerusalén
derribado, y sus puertas quemadas a fuego. 4. Cuando oí estas palabras me senté
y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los
cielos”.
He aquí las palabras, una delegación de la arruinada ciudad de Jerusalén
que vino a Nehemías y le dijeron: “Jerusalén está destruida, los muros
están caídos, es pura ruina”. Yo creo que estos hombres eran hombres de
Dios, eran hombres buenos, pero no tenían ninguna idea de cómo Dios iba a
lidiar con la situación, cómo iba a traer la recuperación. No tenían idea de lo
que Dios iba a hacer. Lo único que podían ver era ruina, quebrantamiento,
desolación y desesperanza. Verso 4: “Cuando oí estas palabras, me senté
y lloré e hice duelo por algunos días y ayuné y oré delante del Dios de los
cielos”. ¿Ves?, Dios encuentra a un hombre de oración y lo lleva a
bautizar en las aguas de la angustia, ese hombre es llevado a la angustia. Y
verso 6: “esté ahora atento tu oído para oír la oración de tu siervo
que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos
y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti, sí,
yo y la casa de mi padre hemos pecado” Ahora mírenme, Nehemías no era
un predicador, era un profesional, era copero del rey, estaba en una situación
cómoda, estaba en la realeza, tenía sirvientes, pero era un hombre de
oración. Y Dios encontró a un hombre que no solo tendría un destello
de emociones, o un gran estallido de preocupación y luego lo dejaría morir. Él
dijo, “no, yo me quebranté, y lloré e hice duelo y ayuné y luego
comencé a orar día y noche. Cuando oí, lloré”. ¿Por qué es que ninguno de
los otros hombres que eran hombres de Dios, (porque luego se le dio
el gobierno de la ciudad a Hannani) no tuvieron una respuesta? ¿Por qué Dios no
los usó en restauración?, ¿Por qué no tenían una palabra? ¡Porque no había
señal de angustia!, ningún lamento, ninguna oración. ¡Todo estaba en ruinas!
Eso era todo lo que ellos podían ver. ¿Te importa eso a ti ahora?, ¿Realmente te
importa algo que la Jerusalén espiritual de Dios, la iglesia esté ahora casada
con el mundo, qua hay una frialdad que está barriendo la tierra? Hay tanta
gente que conozco, que eran mis amigos y van, esposos y esposas cayendo en la
pasividad. Van a las iglesias en las cuales puedan escuchar mensajes suaves, ya
no quieren escuchar nada de la ira, o de la corrección. Veo caer por el desvío
a algunos de mis amigos más cercanos; los veo. ¿Realmente interesa? Aún más
cerca que eso, ¿nos interesa la Jerusalén de nuestros propios corazones? La
señal de la ruina es que se está drenando lentamente el poder espiritual y la
pasión. Ciegos a la tibieza, y ciegos a la mezcla que se está infiltrando.
Cuando la ceguera espiritual llega muy pocos la reconocen, es la última cosa
que reconoce un hijo de Dios.
Si yo como pastor te conociera personalmente y estuviera viendo tu vida y
como pastor de la iglesia viniera a ti y te dijera: “te amo, pero tengo que
decirte la verdad; estás cambiando, no eres lo que eras, algo del mundo te ha
cautivado el corazón, no sé si es la TV, no sé qué es, pero lo que sea posee tu
corazón y veo cambios en ti. No veo el quebrantamiento, no veo la compasión que
alguna vez tuviste por tu familia, no veo una preocupación por tus seres
queridos que no son salvos. Estás cambiando, poco a poco; algo te está
sucediendo. Te pondrías de rodillas cuando la ruina de la cual no estás
consciente de repente es traída frente a tus ojos.
Para decirte la verdad, le doy gracias a Dios por la unción y los cantos
de esta noche, le doy gracias a Dios por las alabanzas de esos corazones
santificados viviendo en el pacto con el Señor; pero la verdad es que, con toda
honestidad, muchos de nosotros estamos cambiando y ni siquiera lo hemos notado.
Han perdido las ganas de pelear. Cuando lees el libro de Josué, es casi un
libro de derrota porque perdieron su corazón, sus ganas de pelear. Eso es lo
que el diablo quiere hacer, quitarte y matarte las ganas de pelear, para que ya
no pelees en oración, para que ya no llores delante de Dios, para que puedas
quedarte frente el TV y ver que tu familia se va al infierno.
3. Déjame preguntarte, ¿lo que he dicho ha traído convicción a tu
vida, o te ha entrado por un oído y salido por el otro? Cuando un pastor viene
y te dice: “No sé quién eres, pero el Espíritu Santo me está diciendo ahora
mismo que estás cambiando, poco a poco estás perdiendo el amor de Dios, el amor
de Cristo. Poco a poco estas cosas están haciendo mella. ¿Por qué creen que sus
pastores les advierten acerca de la TV? ¿Creen que nosotros tenemos placer en
la carne? A mí no me trae placer el que tú vengas y me digas que escuchaste mi
mensaje y botaste tu TV. Eso no le trae placer a ningún pastor. Nosotros damos
cuentas porque velamos por sus almas. Estas cosas se infiltran. De repente los
muros de Jerusalén se caen y las ruinas se establecen. ¿Realmente te importa
que tus seres queridos no salvos se estén muriendo mientras nos aproximamos más
cerca del final? ¿Realmente te preocupa que se mueran y vayan al infierno? Aunque
seas un amante de Cristo, ¿dónde está la angustia, dónde están las lágrimas,
dónde está el lamento, dónde el ayuno? Ahora, sé que muchos de ustedes sí
ayunan y oran en quebrantamiento delante del Señor, pero estoy hablando del
Cuerpo de Cristo en general. ¿Dónde quedó el despertarse en medio de la noche?
Nehemías dijo “Día y noche comencé a orar”¿Dónde quedó la confesión de tus
pecados y el confesar los pecados de tus hijos delante del Señor?, porque eso
es exactamente lo que Nehemías hace. Él confiesa sus pecados y los pecados de
todo su pueblo y le dice a Dios HEMOS pecado. Cuando Nehemías escuchó de la
destrucción, él nunca preguntó: “¿por qué?” ¿Por qué este Dios justo y santo
permite que su ciudad se vaya a la ruina, por qué fueron dispersados tantos,
por qué fueron asesinados tantos? Él no hizo las preguntas que América se hace
hoy, ¿por qué permitió Dios que cayeran las torres y que murieran 2000
personas, cómo? Dios no tuvo nada que ver con esto, No le echen la
culpa a Dios. Vamos a Daniel y les voy a decir que esto fue Dios permitiendo
que América fuera despertada. Dios no lo hizo, pero no detuvo los planes del
enemigo porque tenía un propósito mayor. Fue por su amor por América que estaba
por irse a un infierno eterno. Voy a bajar mi voz para que no pienses que estoy
enojado.
Daniel 9:5 “…hemos pecado, hemos
cometido iniquidad, hemos hecho impíamente…” (No dirás eso de América) y
hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus
ordenanzas 6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas que en tu nombre
hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el
pueblo de la tierra. En otras palabras, el gobierno fue avisado por
hombres justos. 7 Tuya es, Señor la justicia y nuestra la confusión de
rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de
Jerusalén y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras
adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. 8
Oh Señor, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros
príncipes y de nuestros padres, porque contra ti pecamos. ¿Por qué? Porque
contra ti pecamos. 9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y
el perdonar, aunque contra Él nos hemos rebelado. 10 y no obedecimos la voz de
Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que Él puso delante de nosotros
por medio de sus siervos los profetas. 11 Todo Israel traspasó tu ley
apartándose para no obedecer tu voz, por lo cual ha caído sobre nosotros la
maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios,
porque contra Él pecamos. 12 Y Él ha cumplido la palabra que habló contra
nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros
tan grande mal, pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que
se ha hecho contra Jerusalén. 14 Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo
sobre nosotros porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha
hecho, porque no obedecimos a su voz”.
Ahora déjeme regresar a mi mensaje. Hay una gran diferencia entre
angustia y preocupación. Dios ha estado tratando conmigo acerca de esto. El
preocuparse es algo que te interesa, un proyecto en el cual te
quieres involucrar; algo que toma tu atención y usualmente viene a través de un
estímulo emocional. Sabes, puedes oír como lo hicimos el domingo pasado, de
Sudáfrica y de cientos de miles que mueren de sida y los niños, y lo que oímos
de una hermana esta tarde de los miles de niños muriendo en Calcuta, India, y
puede conmovernos y ponernos emocionales y te preocupas mucho, pero hay una
diferencia entre preocupación y angustia. Porque puedes amarrarte a una causa,
puedes emocionarte por ello, o por un proyecto; puedes hablar de ello, puedes
publicarlo y darlo a conocer, apoyarlo, organizarlo y ponerle mucho esfuerzo.
Pero déjame decirte algo: he aprendido en todos mis años, 50 años de predicar,
si no es nacido de angustia, si no es nacido por el Espíritu Santo, he
aprendido de la ruina que te llevó a tus rodillas, te llevó a un bautismo de
angustia donde buscaste y oraste a Dios. Esta iglesia nació en angustia. Seis
meses de angustia…lágrimas. En un pueblo campesino de Pensilvania, donde el
pastor de una iglesia pequeña clamaba: “Oh Dios!, estoy seco y vacío y hay más
que esto, pero si esto es todo lo que el Espíritu Santo es, entonces
no lo quiero. Había tanta desesperación, semanas y semanas clamando al nombre
del Señor, confesando mi propia mortandad y sequedad; y luego, finalmente
viniendo para reuniones en las calles aquí en la ciudad, caminando las calles,
llegando a la 42, y viéndolos vender un tipo de heroína que te mataba, ellos
decían: “tengo lo bueno, te matará”. Y recuerdo que me quebranté y no me
importaban las multitudes que pasaban por mi lado, me senté sobre un hidrante
al lado del edificio y lloré. ¡Yo estaba en angustia! ¡En angustia a
4 cuadras de aquí, en Broadway, llorando, clamando y gritando !NO estaba
buscando un ministerio, no quería construir una iglesia; estaba sintiendo el
dolor de Dios por una ciudad perdida. La misma agonía que sentí años antes
cuando empezó Reto a la Juventud.
4. Nunca he tenido nada que fuera de valor para Dios en mis 50 años que no
fuera dado en agonía, ¡Nunca!, Nunca!. De otra manera, todo fue en la carne, en
la carne. He estado alrededor del mundo escuchando el clamor de pastores,
muertos y vacíos, algunos engañando a sus esposas como animales y escuchar “No
he orado en meses, en 6 meses”. Y yo sé que un sermón no hará que funcione, ni
una revelación, ni un pacto lo hará. Yo sé ahora, vaya que sí lo sé, hasta que
esté en agonía hasta que he sido angustiado por ello. Estoy predicando
sermones, Oh Dios, estoy predicando sermones, y luego digo, es muy tarde, no
tengo tiempo; y todos nuestros proyectos, y todos nuestros ministerios, todo lo
que hacemos, ¿dónde están los maestros de escuela dominical que lloran por los
jóvenes que ellos saben que no escuchan y que se irán al infierno? A donde
quiero que voy alguien tiene un proyecto, un plan o un sueño. Es todo lo que
es, una idea. No vinieron a mí con un corazón quebrantado, no vinieron a mí
después de horas de ayuno y oración, ni con un corazón sensibilizado. Es sólo
una idea, estoy harto de eso. ¿Sabes? Una vida de oración verdadera
comienza en un lugar de angustia; en un lugar donde las decisiones de por
vida son tomadas. Si tú dispones tu corazón a orar, Dios va a venir y a
compartir su corazón contigo; va a abrir su corazón y te voy a decir algo: hay
dolor en su corazón. Pero Él ve y hay tan pocos que escuchan. Te va a mostrar
la condición de su iglesia, te va a mostrar la condición de tu propio corazón y
te va a hacer una pregunta: ¿Cuánto te importa? ¿Cuánto? Y ese siervo en
angustia, tiene que tomar una decisión. Y todos aquí esta noche van a tener que
tomar una decisión, yo tendré que hacerlo. O te levantas de tu lugar de
angustia, te sales de las aguas bautismales de la angustia y dices: “No soporto
esto, apenas puedo con lo que tengo, no lo quiero. Dios, tengo suficiente, solo
quiero ser un cristiano ordinario, no quiero llevar ese tipo de carga. No
quiero llorar más por mi familia, Señor, lo voy a tomar por fe”.
Tienes que tomar una decisión, si Él viene y te dice: Si vas a llevar mi
carga, si vas a ser un instrumento de restauración; si estás esperando que
alguien más sea un instrumento para salvar a tu familia o para hacer tal obra,
estás equivocado. He consumido tu corazón y te he dado mi corazón y
te he abierto mi angustia y te hecho sentirla y compartirla para llevarte de
rodillas porque es allí donde te daré mi palabra de dirección. Eso
fue lo que le sucedió a Nehemías; eventualmente salió de las aguas; las aguas
de la angustia con una palabra clara que nadie podía rechazar. Trajo a la
nación y a la ciudad a sus rodillas. Encuentras eso en el Cap. 8 de Nehemías. O
te retiras y regresas a tu pasividad y dices, “solo voy a ser un cristiano
ordinario” y no hay tal cosa. O tu corazón comienza a clamar: “Oh Dios, tu
nombre está siendo blasfemado, el Espíritu Santo está siendo burlado. El
enemigo está tratando de destruir el testimonio de la fidelidad del Señor y algo
tiene que hacerse al respecto; no puedo seguir sin ser confrontado.”
Regresemos a esas palabras: “Cuando oí estas palabras, que Jerusalén
había sido destruida…” Si él hubiera creído esa teoría que la necesidad
representa un llamado, ¿saben qué hubiera hecho? Hubiera dicho: Señores,
espérenme, voy a empacar mis cosas; denme uno o dos días; este es el tipo de
reto que es mi pasión, me encanta. Vamos, hagámoslo, sin angustia, sin ayuno,
sin oración, sin quebrantamiento, sólo hagámoslo. No se hubiera hecho nada, los
muros no se hubieran reconstruido. Cualquier cosa que intentes hacer sin este
bautismo de angustia, caerá, no va a funcionar. Aquí está algo que una hermana
me escribió la semana pasada: “Hermano David: estoy hambrienta por el Señor,
estoy cansada de reuniones de “como lograr”; todo es pantalla espiritual. Se me
notifico de un congreso de mujeres, que iba a ser una gran experiencia
espiritual. Así que fui con un grupo de hermanas. Había unas 15.000 mujeres. Me
horroricé la primera noche cuando inauguraron el evento con una comedia, y fue
de mal en peor, fuimos engañadas por los líderes. No hubo ni una oración, ni
una mención de oración. ¡Fue una farsa! Y estoy tan vacía como nunca antes. El
profeta Amós clamaba a tales: “Ay de los reposados de Sion, comiendo, cantando,
y no se afligen por el quebrantamiento de José”. En la raíz original del hebreo
dice: No están agonizando en oración por la ruina de Israel. No están
agonizando, no están angustiados por las condiciones. ¿Comedia? Sí, ¿Cantando?
Sí, ¿Comiendo? Sí, compañerismo, buen tiempo? Sí. ¿Lloro, angustia, oración,
ayuno? NO, NO, NO!, porque No toleramos eso. Les voy a decir algo:
de este bautismo de angustia brota algo maravilloso que sucede a aquellos
dispuestos a someterse a ello. El conocimiento inmediato de la voz de
Dios, instantáneamente. Si no tienes un historial de oración, si no
tienes esta disposición de compartir el corazón de Dios, lo obtienes al
pedírselo. Él dice:” yo doy, yo estoy más dispuesto a dar que recibir, esto es
algo que pediste”. Y yo digo: “Oh Dios, yo quiero dar el paso y quiero conocer
tu corazón”. Y cuando tú comienzas a buscar su rostro y le permites derretirte,
y quebrantarte, llegas a tal comunión con el Señor. Y de esa experiencia verán
que Dios nos llama a vivir en angustia. Esa es sólo la gestación de algo que
Dios está queriendo lograr y de la ruina traer restauración en tu familia o en
lo que fuere.
Él te lleva a ese bautismo. Así como en las aguas bautismales SALES Y LO
HACES CON UN CONOCIMIENTO INSTANTÁNEO DE LA VOZ DE DIOS. Porque Nehemías había
estado ayunando y orando y gimiendo y dejó una marca en su semblante, y el rey
se dio cuenta. Y un día cuando le trajo el vino al rey le pregunta: ¿Por qué
está deprimido tu semblante? Nehemías no tuvo tiempo de ir a orar al Señor, no
tuvo tiempo para tres días de ayuno, NO, él tenía que tener una palabra
instantánea. ¿Por qué está triste tu semblante? Y Nehemías dijo: Estaba
atemorizado, así que oré al Señor y le dije al rey: En otras palabras: Oración
instantánea y dirección instantánea, conociendo la voz de Dios
5. A veces no vas a saber qué hacer, y no vas a tener tiempo de correr al
closet; tienes que escuchar su voz. Esa es la manera en que puedes caminar en
esto. Eso es un resultado glorioso del bautismo en angustia. El siervo que
voluntariamente toma el manto del dolor de Dios es el único siervo que tiene el
derecho y la autoridad de demandar a Dios sus promesas y pactos. Aquí
predicamos de pacto, pero sólo aquellos que conocen su corazón, y en esos
tiempos han permitido que Dios traiga sanidad, han permitido que Dios entre
profundo en su alma y dicen: Dios, yo no puedo hacer esto por mí mismo; pero no
dejaré que mis hijos se vayan al infierno, ni mi esposa ni mi esposo. Oh Dios,
no voy a vivir en esta muerte, no voy a vivir en esta tibieza, no voy a vivir
en esta frialdad ya más, oh Dios, cámbiame. Y cuando te desesperas delante de
Dios y dispones tu corazón a buscarle, entonces puedes demandar de Dios sus
promesas y pactos.
Mira el primer cap. De Nehemías, verso 8: “Acuérdate ahora de la
palabra que diste a Moisés tu siervo diciendo: Si vosotros pecareis, yo os
dispersaré por los pueblos”. Ahora él está recordando a Dios su pacto”, “pero
si vosotros os volviereis a mí y guardareis mis mandamientos y los pusieres por
obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí
os recogeré y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre”.
Le recuerda el pacto que le hizo a Moisés, él
dice “aquí está lo que prometiste, Dios” Y cuando tú permites que Dios te guíe
a este lugar más allá de la simple preocupación, más allá de alimentar
emociones y dices, Dios, voy a disponer mi corazón, entonces tienes todo el
derecho a demandar de Dios todas sus promesas y pactos.
Ya voy a cerrar el mensaje. Tenemos una nación, una iglesia llena de
expertos en diagnósticos. Prácticamente cualquiera te puede decir que es lo que
le sucede a la iglesia hoy en día. Y ahora están saliendo con encuestas
y estadísticas; te pueden decir cuántos paganos hay en China, te pueden dar
encuestas y gráficos, pero no tienen la menor idea. Tienen todos esos libros de
“cómo hacer las cosas” y no oirás una sola palabra acerca de la angustia, ni de
lágrimas, ni de quebrantamiento. No oirás de eso. En el cierre de mi mensaje
quiero preguntarte: “¿Por qué, de entre todos los hombres de Dios que quedaban
en Israel, ¿por qué Dios compartió su corazón angustiado con Nehemías? ¿Sabes
por qué?, porque era un hombre de oración. Era un hombre que ya oraba.
Ahora, déjeme decirles algo, yo creo en el destino, creo que Dios escoge
hombres; pero Dios puede escoger a un hombre y puede desecharlo tan pronto como
lo escogió.
Nehemías pudo haber dicho: Mira Dios, tengo mis influencias aquí, tengo
la atención del rey, necesito quedarme aquí y estoy seguro que Dios levantará a
alguien, pero No, él dijo: Oh Dios, esta es mi carga, abre tu corazón a mí.”.
Yo sé ahora que se necesita más que una predicación, más que una nueva
revelación. No va a haber ni una renovación, ni un avivamiento, ni un
despertar, hasta que estemos dispuestos a que una vez más Él nos quebrante. No
sé por qué, no sé si es algo que viene. Los otros pastores han compartido con
ustedes lo que ellos sienten acerca de algunos tiempos difíciles que vienen. No
sólo lo oímos de este púlpito, sino también de los políticos y de todo el
mundo. Pero tengo que decirles que Dios me está llamando a mí personalmente a
un bautismo de angustia. No sé de qué se trata ahorita, pero yo le dije a Dios,
No saldré. Se supone que iré a una conferencia de pastores en mayo en Escocia,
Gales e Irlanda y a todo el mundo. Salgo dos o tres veces al año, pero yo le
dije a Dios: Yo no voy a ir ya más. No voy a tomar otro congreso, hasta que
sepa que tu angustia pase. No puedo ir sólo por una necesidad, no puedo ir sólo
porque soy requerido y aceptado; no lo quiero. Cuando predico así a veces, todo
se pone muy quieto y me da el sentir que... Señor, quiero que la gente sea
feliz.
Amados, se está haciendo tarde y la cosa se está poniendo seria. Por
favor, no me digas, no me digas que estás preocupado, no me digas que quieres
que tus seres amados sean salvos, cuando estás pensando en Internet o en la TV.
Vamos!. No sé cómo terminar esto, Dios ayúdame. Tengo el sentir de que esto tal
vez no sea para toda la congregación, pero Él está hablando a algunos muy
profundamente. Está hablando a tu corazón como al mío. Tal vez no necesitas
tanta oración como yo, pero te imploro, te ruego, yo necesito oración. “Dios,
voy a orar, no sé que más hacer, ya prediqué, y no sé como terminarlo,
termínalo tú. Haz tú lo que quieras hacer; háblanos tú. Señor, que
haya alguien que venga al altar y confiese: No soy lo que era, no estoy donde
debo estar. Dios, no tengo tu corazón, ni tu carga. Quería lo fácil, quería ser
feliz. Pero Señor, el verdadero gozo sale de la angustia. Allí es donde está al
gozo, cuando vemos que hemos tomado tu corazón y luego nos das dirección y nos
das resultados perdurables. Veremos a una ciudad entera que viene al
arrepentimiento y vemos a Nehemías que se levanta y dice: “Ahora es el tiempo
de regocijarse, que el gozo del Señor sea tu fuerza”, pero ese gozo vino al ver
la victoria que salió de la angustia. Oh Dios, no estoy castigando a esta
iglesia, no estoy tratando de traer condenación a nadie, pero Dios, si lo haces
por alguien, hazlo por mí,” Quiero que mi corazón se quebrante otra vez, quiero
que me metas en tu corazón. Y quiero sentir el dolor y las necesidades de este
pueblo también, para que cuando predique desde este púlpito, predique tu mente
y tu corazón.
*Nota:
David Wilkerson Nació el 19 de mayo de 1931 y falleció el 27 de Abril del 2011 en un accidente
automovilístico.
Reconocido pastor cristiano estadounidense escritor y autor de cerca de 40 libros , de los cuales destacan especialmente
"La Visión" (The
Vision) y "La Cruz y el Puñal" (The Cross and the Switchblade).
Fue fundador y pastor principal de la
Iglesia de Times Square1 en New York y de las organizaciones cristianas Teen Challenge ('Desafío Juvenil') y World Challenge, ('Desafío Mundial').
Puedes
ver el video completo de este mensaje en: http://youtu.be/sFhxplv7ePg
No hay comentarios:
Publicar un comentario